Por David Estrada
Para junio de 1990, ya había avanzado a pasos agigantados el proyecto de lanzar nacionalmente mi revista “Con Mayúsculas”, apoyado económicamente por el licenciado Rafael de Haro Lebrija, a quien había conocido en mi ingreso a TVQ y que, además de ser el concesionario de la Televisora Queretana, en ese mismo tiempo se desempeñaba como vicepresidente de Ventas de Televisa. Para concretarlo, firmamos ante notario nuestra sociedad con 55% de las acciones para él y 45% para mí, y acordamos que la parte publicitaria estaría a cargo de Azteca, su agencia publicitaria, en tanto que yo asumiría la totalidad de la parte editorial.